marzo 16, 2007

Descubren una proteína que bloquea al SIDA

Avance Argentino

Este flagelo afecta a 40 millones de personas en todo el mundo y durante el 2006 fue el causante de más de 3 millones de muertes, según ONUSIDA.

Investigadores del Hospital “J.P. Garrahan” descubrieron que una proteína sintetizada por un gen inhibe el ingreso del HIV a las células y, por consiguiente, evita su progresión, según anunció en marzo la revista “Science” Lo relevante del estudio, que hizo que la publicación internacional lo destacara en su tapa, fue encontrar que el número de reproducciones del gen varía según cada población y cada individuo. En el caso americano la cantidad media de copias es de dos y, a mayor cantidad de copias, mayor síntesis de la proteína.



Entre 1986 y 1999, los científicos del Laboratorio de Biología Celular y Retro Virus del Garrahan realizaron el seguimiento de 802 niños, nacidos de madres portadoras del virus del SIDA. Al estudiar el comportamiento del virus en cada uno de ellos descubrieron que existe un patrón genético que retarda el avance de la enfermedad y en algunos casos la inhibe.

El gen encontrado es el CCL3L1, productor de la proteína quimioquina que tiene la función de acoplarse a receptores de las células del sistema inmunológico. Estos receptores son utilizados por el virus del SIDA para ingresar en las células. Al estar los receptores en presencia de quimioquina el virus del SIDA no puede atravesar la pared celular, por lo que bloquea su propagación y se evita el deterioro del sistema inmune.

“El gen CCL3L1 juega un rol crítico en la transmisión vertical del HIV y a partir de ahí se deberá seguir investigando en busca de posibles usos terapéuticos en la lucha contra el virus”, sugiere Andrea Mangano, autora principal del trabajo.


Mangano, licenciada en bioquímica explica que el promedio del gen CCL3L1 en la población americana es de dos, y que a mayor cantidad del gen mayor producción de quimioquina y, por consiguiente, menores probabilidades de desarrollar la enfermedad. “Ahora el interrogante es saber si sería posible desarrollar quimioquinas en laboratorio para suministrarla a los enfermos”, plantea.

La cantidad de copias del gen CCL3L1 puede variar, de una a diez o más, según cada individuo. Las personas con mayor cantidad se encuentran genéticamente favorecidas. El promedio de copias por población es equivalente desde el punto de vista del genotipo que determina los factores hereditarios de una especie. Los europeo-americanos tienen dos pares, los hispanoamericanos tres y los afro-americanos cuatro, pero en los hechos es como si todos tuviéramos dos pares del gen CCL3L1.

Para Mangano, en el futuro, sería posible diagnosticar qué individuos son más vulnerables a la enfermedad, mediante un test que establezca qué cantidad del gen existe en cada persona.

El SIDA hasta ahora es una enfermedad incurable y todos los esfuerzos se centran en la prevención de la enfermedad, pero en la transmisión vertical, de madres a hijos, se recurre a una combinación de drogas para evitar que durante la gestación, el parto o la lactancia el niño se vea afectado.

En la mayoría de los casos, si el niño no desarrolla la enfermedad hasta los cinco años, no la desarrollaría en el futuro. Esto fue lo que determinó que el equipo del Garrahan se centrara en los niños recién nacidos y siguiera su evolución en el tiempo.

El estudio se desarrolló con el apoyo y financiamiento de la Universidad de Texas, quien además prestó sus laboratorios para las fases finales. Tal vez, en el mediano plazo sea posible desarrollar una vacuna contra el SIDA, pero Andrea Mangano aclara que para eso es “imprescindible” el aporte público o privado.

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