diciembre 03, 2007

Nace el primer mercado de economía solidaria y comercio justo de la Ciudad de Buenos Aires


El sábado 1º de diciembre se inauguró un mercado dedicado al comercio justo, en el barrio porteño de Palermo. Con la firma del convenio entre trece organizaciones sociales y el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se formalizó la entrega del edificio, en el que funcionaba el viejo mercado municipal. El mercado nace para vincular a productores y consumidores sin intermediarios, evitando las distorsiones que produce el mercado tradicional.

La Asamblea Vecinal de Palermo, nacida de lo más profundo de la crisis del 2001, fue una de las impulsoras para que el edificio abandonado, hace más de seis años, se convirtiera en un ámbito en el que distintos actores pudieran relacionarse, obtener beneficios y difundir sus propuestas. Productores, consumidores, vecinos y extranjeros atraídos por el turismo social se encontraron en la fiesta de apertura que se extendió durante todo el sábado. Entre choripan, mate y tortas, los productores presentaron sus productos y conversaron con los vecinos que consultaban acerca de su elaboración.

La Cooperativa La Asamblearia, que vende sus productos en el mercado, fue creada de la unión de las asambleas de los barrios porteños de Núñez y Saavedra, con el objetivo de crear una red de economía solidaria.“Detrás del producto está el productor, está la familia productora, hay una realidad social y política. Y lo que hicimos nosotros es construir una red de productores. Los hemos cobijado, los hemos unido y hemos intentado comercializar esos productos, conectarlos con los consumidores de esos productos y construir relaciones sociales de otro tipo, basadas en los principios de solidaridad y cooperación, para sentar las bases de una economía alternativa que a su vez es la base de una sociedad edificada de otra manera”, resume Alberto Noguerol, miembro de La Asamblearia.

En el mercado, ubicado en la calle Bonpland 1660, se comercializan tejidos, artesanías en madera, hortalizas y legumbres orgánicas, dulces, quesos y fiambres. En el predio, además funcionará una biblioteca un taller de serigrafía y una galería de arte.

Este emprendimiento barrial, que en principio será gestionado por las distintas organizaciones y cooperativas por un plazo, renovable, de 5 años, es una lección interesante de lo que se puede hacer con los innumerables edificios abandonados. Apoyar la iniciativa popular genera puestos de trabajo, reabre fábricas, moviliza a las economías regionales y relaciona a distintos actores, cimentando así, una sociedad más justa y solidaria.

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